martes, 17 de noviembre de 2009

Literatura gotica

Es conveniente establecer desde el principio que la novela gótica como género pertenece a la historia de la literatura de terror, que a ésta propiamente dicha. Estos libros comparten una estética homogénea y una sensibilidad ajena, y un concepto de lo terrible que hoy en día provoca gracia o tedio más que temor. Por supuesto que hay excepciones notables, que son las que veremos en detalle (toda historia suele ser análisis de excepciones y ésta no es una excepción) , que le dieron perdurabilidad al género y una influencia posterior incalculable.

Pero estos libros justamente comparten el patrimonio de la rareza y la posesión de la singularidad: son, en fin, excepcionales; por una Radcliffe que cuidaba los menores tonos de su lenguaje y por un Maturin que podía crear paginas brillantes y tenebrosas.

Las novelas góticas de terror fueron una moda literaria inmensamente exitosa , en particular entre 1790-1810 y que es demasiado fácil denostar en la actualidad, como lo es hacerlo con la representacion exagerada de los actores de cine mudo , con las perspectivas planas de los antiguos pintores o con las recetas contenidas en el antiguo manual culinario de Apicio, y es que la novela gótica como género tiene más defectos que virtudes... pero esas virtudes se multiplicaron a través del tiempo hasta hacerse realmente inmensas. Solo pensar en que el género gótico de terror fue importante para el nacimiento de la novela histórica de Scott, para el desarrollo del "cuento de fantasmas" inglés de fines del s. XIX, o para la génesis de todas las grandes novelas clásicas del terror como Frankenstein o Drácula; o para que existiera la obra de Lovecraft : esa sobreabundancia de ecos y ramificaciones anula, en perspectiva, los defectos que se ven en el examen minucioso.

Hay que decir además que el "género" como tal no tiene una entidad aparte de sus textos; y de la enorme cantidad de éstos podemos elegir las contadísimas novelas que fueron tamizadas por el gusto dos siglos de lectores y que son las que analizaremos. Aún estas para los lectores actuales pueden impresionan como trozos de buena prosa encerrados (como una heroína gótica en la celda subterránea de un castillo) entre páginas que agobian por lo trivial del argumento o lo pobre del estilo: que parecen demasiado envejecidas y densas, y no disfrutables más que de a ratos: siempre agradan las cien primeras páginas, siempre se recorren rápido las cien últimas. Esta corriente dejaría despues de lado las características "góticas" para preferir las "románticas" , que eran similares, pero iluminadas gracias a una atmósfera diferente.

Es que el gótico esta tan unido al romanticismo que puede considerarse -y muchos lo hacen frecuentemente- como un pre romanticismo, como un momento de cambio doloroso y terrible que después produjo una época nueva. Como una transformación, que no es ni lo que la precede ni lo que la antecede, pero que carece de vida propia; es un puente entre dos épocas funcionalmente autónomas que, como todo puente, solo adquiere sentido por su carácter transitorio. La fugacidad de la corriente gótica hace posible que alguien pueda creer tal cosa;y aún es posible que sea así en otros rasgos del espíritu pero seguramente que es este un concepto equivocadísimo en los textos que nos ocupan, que tienen características tan distintivas que no conviene confundirlos con la literatura romántica.

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